Un descuido, una caída, una travesura… Nuestros móviles son víctimas de muchos accidentes que hacen que su vida pueda ser más corta de lo que desearíamos. Uno de los incidentes más comunes es que se moje, ya sea por que se ha derramado algo sobre ellos o porque se nos ha caído en agua. ¿Qué sucede?
Bueno, lo primero de todo hay que respirar e intentar secar con un trapo seco la superficie del terminal. No está todo perdido, dependerá también de la cantidad de líquido que haya accedido a su circuito interno. Cruzad los dedos y vayamos a comprobarlo.
Quitad la batería y la Tarjeta SIM e intentad dejarlo secarse al aire en un lugar sin humedad durante al menos 24 horas. El tiempo pasa lento. Seguro que sufriréis. Relajaros, no arreglaréis nada. Eso sí, ni se os ocurra enchufarlo a la corriente. Tras el tiempo pertinente comprobad si está seco. Pasadle de nuevo un trapito. Y probadlo.
Metedle de nuevo la batería y la tarjeta. Dadle al botón de encendido. Si se inicia, enhorabuena. Si no, aún no está todo perdido. Intentad enchufarlo a la corriente, quitándole la batería. Si sigue sin arrancar, poneros en contacto con el fabricante de vuestro teléfono para que o bien os de algún consejo más o bien lo mande a reparar.
Esperamos que esta entrada haya sido útil y que la estéis leyendo desde vuestro móvil resucitado. Y si no, tenemos una buena noticia, cada vez se fabrican más modelos de móviles sumergibles o preparados para este tipo de situaciones.