En la era moderna, los niños nacen con un teléfono móvil debajo del brazo. Ahora mismo nos encontramos con que los más pequeños de la casa son unos auténticos nativos digitales y es que el ritmo de evolución tecnología es imparable. Esta predisposición hacia la tecnología hace que sepan utilizar los dispositivos móviles mucho mejor que los adultos, a pesar de su corta edad. Esto en principio es algo bueno pero…
¿Dónde está el límite en el uso de los móviles entre los niños?
¿Es dañino que los niños usen el teléfono móvil tan temprano? Por un lado, tenemos que los smartphones son herramientas que ayudan, favorecen y refuerzan su desarrollo y su aprendizaje. Mientras que por el otro lado, se suele dar la situación de que los pequeños (Y no tan pequeños) se pasen todo el día pegados a la pantalla. Es más, hace unos días se hizo una petición popular a Apple para que prepararan un plan contra la adicción de los niños a los teléfonos móviles. Como en cualquier situación, un abuso constante de la misma hace que comiencen a surgir problemas.
¿Menos tiempo o más control?
En este caso, el papel de los padres para regular el uso de los smartphones es vital, de ahí la gran importancia y todas las funciones que ofrecen los programas de control parental. Desde los comienzos de estos problemas de adicción a la tecnología, el foco principal de prevención estaba centrado en cuánto tiempo deben estar los niños con los móviles. Sin embargo, a pesar de un planteamiento acertado, estudios recientes comienzan a señalar que este planteamiento no es correcto si no se estudia y controla cómo interactúan los menores con los smartphones.
Los académicos e investigadores están cambiando la percepción que tienen de las pantallas (móviles, tablets, ordenadores…) y de su impacto en el desarrollo de los más pequeños. Están dejando de verlas como adictivos dispositivos a los que están expuestos los más pequeños, para empezar a considerarlos como una herramienta para el aprendizaje con un gran potencial siempre que esté bien regulada y se le dé un buen uso. No queremos decir que con este cambio de visión se vea con buenos ojos que los niños estén todo el día con un teléfono en la mano, sino que en lugar de valorar tanto el tiempo que se pasan conectados lo que se está priorizando ahora es el propio uso que le dan durante ese tiempo que les establecemos.
Usos de la nueva tecnología
Esta nueva propuesta está siendo estudiada por académicos británicos con ayuda de universidades estadounidenses, tal y como dicen en el periódico The Wall Street Journal, la clave está en mentalizarnos para diferenciar en dos grandes grupos el uso que hacen los niños con las nuevas tecnologías.
Primero tenemos el “uso pasivo”, que simplemente consiste en consumir contenidos de internet, como podría ser el ver vídeos de YouTube; y en segundo lugar tenemos el “uso activo”, en el que entran a interactuar con el mundo digital tanto para hacer deberes de clase en los que necesiten buscar información en internet como para jugar en línea.
Conociendo estos grupos de uso, podemos decir que el “sujeto pasivo” seguramente te haga pensar en el típico niño pegado a la televisión todo el día. Las recomendaciones sobre el tiempo que han de pasar los más pequeños de la casa viendo la televisión o atendiendo al móvil es de una hora, más de ese tiempo es peligroso ya que este tipo de abuso de la tecnología puede generar problemas de vista, problemas relacionados con el lenguaje y decadencia de creatividad e imaginación. Según los últimos estudios realizados a distintas familias, los niños españoles de entre 4 y 13 años pasan una media de 2 horas y 30 minutos inmersos en las nuevas tecnologías, mientras que los niños estadounidenses invierten entre 3 y 4 horas. Si escalamos la edad esta cifra asciende, pues los adolescentes europeos entre 14 y 17 años se pegan a la pantalla de sus smartphones entre 3 horas y media hasta las 4 horas y media, superando a los niños estadounidenses.
A diferencia de los televisores, los móviles cuentan con el añadido de que ellos mismos pueden producir y crear contenido. Delante de un televisor solo podemos ser “sujetos pasivos” pues únicamente visionamos el contenido que nos muestra, pero con los teléfonos móviles es diferente pues al tratarse de dispositivos interactivos cuentan con una amplia gama de experiencias: chats, redes sociales, juegos online, foros, blogs, plataformas de videos etc…
Todos aquellos niños que interactúan con el móvil para la creación de contenido, su compartición y feedback se consideran “sujetos activos”. Principalmente esto es bueno, quiere decir que tienen infinidad de oportunidades para un “aprendizaje extraordinario”, sin embargo, aquí es donde los padres deben tener cuidado y vigilar que contenidos manejan sus hijos. Los niños son curiosos y aunque se sepan mover en el mundo digital no significa que se sepan desenvolver o defender de las amenazas que conlleva internet; podría ser que un menor acabe viendo contenido inapropiado que pueda modificarle la conducta, hacerle aprender lenguaje obsceno, acomodarse a malos hábitos, compartir información privada, abrir la puerta a multitud de virus e incluso traumarle por visualizar lo que no debería.
Por norma general, todos los niños empiezan siendo “sujetos pasivos” cuando son más pequeños, puesto que son los padres quien les enseñan cómo funcionan las tecnologías y les seleccionan los contenidos a ver (Dibujos animados, películas, juegos educativos…). Conforme van creciendo y empiezan a aprender a interactuar con los móviles se convierten poco a poco en “sujetos activos”, claro que mantendrán el papel de consumidor de contenido que tenían siendo “sujetos pasivos” pero ahora se empaparan de internet y empezaran a crear contenido, el más común por ejemplo son las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram.
Responsabilidad con la tecnología
Todo esto es inevitable, vivimos en la era de la tecnología y estamos viendo su apogeo y rápido crecimiento. Por ello tenemos que aprender a amoldar la educación de los más pequeños para que no se sobresaturen de información. Nuestro mayor consejo es que los padres acuerden con los menores un tiempo de conexión que verán como un premio por hacer sus deberes, ayudar en casa o portarse bien. Ese tiempo debería rondar sobre una hora más o menos y durante este descanso en el que los pequeños tengan los smartphones en sus manos, controlar a donde acceden y el contenido que manejan.
Eso sí, fomentar el uso de los móviles en los más pequeños no es para nada incompatible con incentivar también a los niños a que dediquen tiempo a realizar otras actividades como hacer deporte o jugar con sus amigos. Al final, de lo que se trata no es poner barreras al tiempo que pasan los niños con el móvil, sino de asegurarnos como padres de que hacen un uso responsable de la tecnología.
¿Y tú qué opinas sobre el uso que le dan los menores a los teléfonos móviles?